El sedentarismo y los nuevos hábitos de ocio de los niños, pantallas y dispositivos electrónicos están ganando tanto terreno en su tiempo libre que están haciendo daño sobre sus espaldas. Estas son algunas recomendaciones: 1. Ejercicio, el que quiera pero que lo haga. Lo ideal es que los niños se acostumbren a hacer alguna actividad física desde pequeños tanto para prevenir el dolor de espalda durante su infancia como para adquirir un hábito después de adulto. 2. Las características de la cama. El niño tiene que caber bien en ella y el colchón más adecuado es el de firmeza intermedia. 3. Morral: Para que esta dañe lo menos posible la espalda, se recomienda que sea un morral tradicional, de dos asas ajustada al tamaño del niño, de tal manera que quede entre la cabeza y la pelvis y no pese más del 10% de su peso corporal 4. No guardar reposo en cama. Tras 48 horas de reposo, se pierde tono muscular, lo que contribuirá a tener más dolor, los expertos coinciden en seguir haciendo toda la actividad que no aumente el dolor. En caso de dolor agudo, lo más importante es ponerse en manos de un profesional.
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