La presión que ejercen los pantalones sobre el abdomen cuando están muy apretados es similar a la de una faja. Presiona sobre los músculos paraespinales, el psoas y los glúteos. En todos ellos se apoyan la espalda y la pelvis, por lo que se debilitan y pierden capacidad de movimiento. La estrechez de las líneas de los jeans muy ajustados resta libertad de movimiento, limitan la movilidad inferior puesto que presionan los músculos flexores de la cadera. En este sentido, molestan al sentarnos, al agacharnos, al caminar y, por supuesto, al correr. Esa misma presión afecta a los nervios que conectan extremidades inferiores con espalda, provocando pinzamientos entre otras dolencias.
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