La gran mayoría de las mujeres que experimentan dolor de espalda postparto desarrollan los síntomas debido a cambios relacionados con el embarazo en el sistema musculoesquelético que persisten después del parto. En algunos casos, pueden sufrir traumatismos corporales durante el parto que afectan directamente la zona lumbar y los huesos pélvicos, las articulaciones y/o los tejidos blandos, lo que provoca dolor e incomodidad adicionales. Después del parto, los niveles de las hormonas relaxina, estrógeno y progesterona disminuyen significativamente, lo que hace que las articulaciones vuelvan al estado anterior al embarazo, y junto con los tejidos circundantes tardan un promedio de 6 a 8 semanas en estabilizarse y soportar peso de manera eficaz. Además el útero se agranda durante el embarazo para adaptarse al feto en crecimiento. Este cambio hace que los músculos de la pared abdominal se estiren sustancialmente produciendo una pérdida de tono muscular en la región abdominal con la posible separación de ciertos músculos, como el recto anterior abdominal. También existe un riesgo de fracturas por sobrecarga del sacro que causan dolor severo en la región pélvica posterior y hacen que soportar peso en esta región sea doloroso, como por ejemplo, sentarse puede resultar muy incómodo.
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