El sistema nervioso central tiene repartidos por todo el organismo una serie de “sensores” que le informan en todo momento del estado y las necesidades del mismo. En este sentido, la fascia toracolumbar tiene una importante función sensitiva ya que en ella se encuentran numerosos mecanorreceptores (“sensores” que detectan estímulos de tipo mecánico). Estas informaciones se utilizan para determinar cuáles son los requerimientos en cuanto a movimiento de nuestro organismo y coordinar la adecuada activación muscular tan importante para la salud de nuestra espalda. Sin embargo, situaciones como posturas mantenidas durante largos periodos de tiempo y en general la falta continua de movimiento crea alteraciones en el tejido fascial. Esto supone un menor estímulo sobre los mecanorreceptores que tienden a disminuir en número y a sufrir disfunciones. Como consecuencia, al sistema nervioso central le será transmitida información alterada con lo que no podrá coordinar adecuadamente la activación de la musculatura en función de las necesidades de estabilidad del tronco. Este tipo de alteraciones son comunes en pacientes con dolor de espalda. #ColumnaActiva
Anuncio Publicitario Google
Anuncio Publicitario Google