Dentro de los tipos de dolor crónico que nos puede tocar padecer, el dolor cervical es sin duda uno de los más molestos. El dolor cervical puede ser el resultado de anomalías en las partes blandas, músculos, ligamentos, discos y nervios, así como en las vértebras y sus articulaciones. Pasar muchas horas sentados, mirando el celular, las malas posturas y el sedentarismo, son a menudo las causas de que se produzca el deterioro progresivo de la zona cervical. A la hora de ponerle remedio, es habitual creer que hacer cualquier movimiento cuando hay dolor es malo, lo que conlleva a crear conductas de miedo al movimiento (KINESOFOBIA). Sin embargo, al día de hoy se ha demostrado que la práctica de ejercicio tiene un efecto positivo en la reducción del dolor cervical, siempre que el ejercicio que se realice esté correctamente pautado. A la hora de establecer una rutina de ejercicios para disminuir el dolor cervical, es importante diferenciar entre dolor cervical crónico, o agudo. Para ello, es esencial fijarse en el tiempo que persiste el dolor: si dura semanas o meses se tratará de una dolencia crónica.
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