Una contractura muscular no es más que una contracción exagerada e involuntaria de las fibras que forman el músculo. Puede darse en un músculo o en alguna de sus fibras. En ambos casos, esa contracción hace que la sangre no pueda llegar adecuadamente al músculo, lo que deriva en una acumulación de toxinas. Ante esta acumulación, las terminaciones nerviosas del músculo envían señales al cerebro, y eso provoca dolor. La contractura, además, limita la actividad habitual de la persona que la sufre. Lo más común es que las contracturas se den en los músculos de la espalda, fundamentalmente por las malas posturas adquiridas en el día a día o por algún mal movimiento. La contractura muscular puede aparecer por varias causas: 🔘 A consecuencia del sedentarismo, los músculos no están en las mejores condiciones por lo que son más susceptibles de sufrir contracturas musculares ante un pequeño esfuerzo. 🔘 También por posturas repetitivas, forzadas y mantenidas por largo tiempo; por ejemplo, sujetar el teléfono con la oreja y el hombro, estudiar con la cabeza muy agachada, estar mirando el móvil todo el día puede desencadenar una contractura muscular. 🔘 Por estiramiento brusco de un grupo muscular: el músculo como defensa para evitar una rotura de sus fibras se contrae. 🔘 Cuando hay una lesión grave, la musculatura que la rodea tiende a contraerse como protección. Esto hace que, aunque esté curada la lesión principal, los músculos de alrededor queden contracturados. 🔘 Ciertas emociones como el estrés o la ansiedad liberan una serie de elementos químicos que llevan al músculo a un estado de contracción mantenida.
Anuncio Publicitario Google
Anuncio Publicitario Google