Básicamente, tu pelvis puede verse como un objeto giratorio controlado por cuatro cuerdas. La tensión en un par de cuerdas puede cambiar la posición de la pelvis, lo que a su vez afecta la tensión en el otro par de cuerdas. Cuando estás sentado, los flexores de la cadera se acostumbran a una posición acortada, mientras que los músculos de los glúteos se adaptan a una posición alargada. Cuando te pones de pie, este cambio de tensión introduce fuerzas desiguales en la pelvis, lo que provoca su rotación. Esta rotación acorta previamente los extensores lumbares, aumentando su excitabilidad, y alarga previamente los músculos abdominales, haciéndolos más "perezosos".
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