Los discos intervertebrales tienen una parte exterior que es fuerte pero flexible y una parte interior gelatinosa, formada mayoritariamente por agua. Las actividades diarias deshidratan el disco y se hidratan de nuevo por la noche mientras dormimos. El anillo exterior absorbe el 25% del peso del cuerpo y la parte interior el 75%. Cuando existe ausencia de agua la parte interior se deshidrata y no es capaz de absorber el peso adecuadamente y hace que la parte exterior haga este trabajo estresando su integridad estructural causando con el tiempo protrusiones y hernias discales. El consumo de alcohol provoca la deshidratación del disco intervertebral, de esta manera disminuye la presión intradiscal, además puede tener un efecto sobre el núcleo pulposo, acelerando la degeneración del disco intervertebral. Los primeros síntomas que aparecerán si sufrimos de deshidratación discal consistirá en el dolor de espalda y la limitación de movimientos que podemos realizar con nuestra columna vertebral.
Anuncio Publicitario Google
Anuncio Publicitario Google