La forma en la que se apoya el pie al caminar va a condicionar cambios en la posición de la rodilla y de cadera que con el paso del tiempo pueden producir dolor lumbar. 1️⃣ Problemas del pie supinador: El pie supinador tiene tendencia a sufrir una talalgia, un dolor en el talón que suele ir acompañado de incomodidad para estar de pie y hasta la posible aparición de un espolón calcáneo como consecuencia continuada de la mala pisada. También suele propiciar la sobrecarga del gemelo y, con el tiempo, un dolor cervical intenso. Esto último se debe al esfuerzo que hace la columna para compensar una posición forzada, en la que se pone mucha carga descompensada en la espalda, que arrastra este esfuerzo a otras partes de la musculatura. 2️⃣ Consecuencias de un pie pronador: Afecta a la estructura de la espalda, pudiendo provocar o intensificar una mala postura que terminará en escoliosis o rectificación. Esto se debe a que la pronación tiende a forzar la contractibilidad muscular y ligamentosa. Esto provoca una postura forzada.
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